RECUERDOS DEL FUTURO. MARIO MELÉNDEZ
En breve saldrá el último libro de poemas del escritor chileno Mario Meléndez, Recuerdos del futuro, en edición bilingüe español-alemán. Os adelantamos el estudio introductorio de su traductora, Annette Kolbe, así como una selección de poemas.
Apreciada lectora, apreciado lector,
Conocí a Mario Meléndez en el año 2003 en un
encuentro internacional de poesía en Roma. Fui invitada como traductora por mis
conocimientos de la poesía chilena contemporánea.
Desde un principio fue la originalidad de sus textos
lo que llamó mi atención. Obviamente, son muy chilenos, pero no sólo por
pertenecer a una tradición evidente, sino por sus contenidos y sus referencias.
Así como uno conoce, por el sabor del vino, el origen de las uvas, uno reconoce
en los poemas de Meléndez donde han madurado. Además tiene una voz
inconfundiblemente propia, sazonada con una buena dosis de ironía, y una lengua
que permite visualizar al hombre detrás de los versos.
Mi interés por los poemas de Mario Meléndez, hizo que
de vez en cuando tradujera algún poema, hasta que él me propuso en el año 2006
publicar una antología bilingüe.
Trabajé cuatro años traduciendo, a veces muy
intensamente, y en otras épocas los pospuse. Dediqué mucho tiempo en leer y entender los textos siempre
con una mirada nueva, y desde una perspectiva distinta.
Aprovecho este prólogo para
incitar al público alemán a la lectura de este poeta chileno.
Considerando que en muchos de sus
poemas se muestra el fuerte lazo del poeta con su patria, señalo algunos detalles acerca de la poesía chilena contemporánea.
En los 90, mientras estudiaba y vivía en Chile, me
sorprendía la productividad lírica de mis compañeros en la facultad pedagógica
de la Universidad Metropolitana de Santiago. Casi todos los estudiantes
escribían poemas, con más o menos empeño. Había una multitud de revistas
artesanales de poesía o de literatura estudiantil que trataban de todo lo que preocupaba a los autores y lectores.
La dinámica de la poesía chilena de esa época
no se limitaba a círculos intelectuales. La alegría por el manejo lúdico y
creativo de la palabra era una actividad más bien popular, y la lírica, un
medio eficaz y útil de expresarse, sobre todo entre jóvenes.
Bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1989), la lírica había posibilitado a
muchos chilenos mantener algún grado de libertad
de expresión. Los versos servían para denunciar más o
menos cifradamente las violaciones de los derechos humanos y para
testimoniar la realidad. Cuando, a partir de 1989, ya no existía la necesidad
política de tales mensajes clandestinos, seguía, sin embargo, la lírica siendo
un medio de expresión destacado e importante.
A la vez, muchos de los jóvenes escritores eran muy
conocedores de las distintas corrientes de la poesía latinoamericana del siglo
XX e intentaban imitar los estilos y desarrollar a partir de ellos sus voces
propias.
Poetas como los premios Nobel Gabriela Mistral y
Pablo Neruda -así como otros modelos literarios chilenos (como Vicente Huidobro,
Jorge Teillier, Pablo de Rokha)- no eran ídolos inalcanzables sino un estímulo
y una inspiración para la poesía y para los poetas
chilenos.
Es exactamente a esa generación a la que pertenece
Mario Meléndez. Si yo tuviera que definir su poesía en una frase, diría que,
con su tono muy personal logra poetizar lo cotidiano y al mismo tiempo
desencantar la poesía. Él nos ofrece las cerezas desde
lo alto del árbol de la poesía. Su lenguaje es muy plástico y cada uno
de sus poemas hace surgir un escenario. A
veces desarrolla toda una historia. Los poemas de Recuerdos del futuro, me resultan
escenas de una película en la que el protagonista es el yo lírico, o mejor
dicho, son las varias facetas de este yo lírico recorriendo entre bastidores.
Una de las facetas más importantes del yo lírico con
las que nos encontramos es el yo-poeta que se tematiza a sí mismo en su calidad
de poeta mediante su acto escritural. En
consecuencia toma la palabra en el texto Para
mayor seguridad y alaba su poesía con ironía:
Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Al inicio parece como alguien que recomienda y
publicita su mercancía en el mercado y quisiera hacer ofertas por cantidad. De
repente cambia la actitud del yo mostrando otra faceta de la poesía en
cuestión, una cara personal, a veces dolorosa, y sobre todo sincera:
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor
Lo que nace de la poesía parece ser una pequeña choza
que nos ofrece refugio para cada época del
año. No más pero tampoco menos.
En el texto Razones
de fondo, el yo lírico habla con gran sentido del
humor de las dificultades que a veces
tiene para escribir. Oímos al poeta pelear con
las palabras, que se oponen a su intención:
Por qué no escribes de día me dicen las palabras
de noche nos gusta salir a bailar
tomarnos un trago
jugar a las cartas
o simplemente dormir dormir a pierna suelta
Las palabras tienen vida propia por el disgusto del
yo, le desobedecen y a veces -como en Cicatrices de guerra- incluso actúan de
manera verdaderamente infame:
A veces
cuando me emborracho
las palabras me traen a casa
en un viejo triciclo de madera
Y lejos de quitarme los zapatos
y acostarme
como ocurre en estos casos
me dejan tirado en el jardín
lleno de hormigas
y con la cara pegada
al foco del alumbrado
“Eso te pasa por escribir malos poemas”
cuando me emborracho
las palabras me traen a casa
en un viejo triciclo de madera
Y lejos de quitarme los zapatos
y acostarme
como ocurre en estos casos
me dejan tirado en el jardín
lleno de hormigas
y con la cara pegada
al foco del alumbrado
“Eso te pasa por escribir malos poemas”
A veces salen a escena las
palabras como actores. En El mago de la soledad es el yo-poeta quien al final se burla de
ellas. Las atrae contándoles una historia a la que escuchan sin parpadear hasta
al final. Y cuando luego le preguntan por qué
realmente les había llamado, el poeta les contesta:
La razón es lo de menos
[...]
sólo soñaba con verlas
recostadas en mi cama
sólo soñaba con verlas
recostadas en mi cama
El tono irónico del yo-escritor, nos permite
reconocer a la persona detrás del poeta. A la persona herida, a la persona que
duda, o que triunfa (como aquí) o a aquella ofendida en el texto El clan Sinatra. Ahí, el yo lírico
describe cuánto le afecta que a los gatos del barrio les encante Frank Sinatra,
pero que no sepan valorar sus poemas:
se estiran, bostezan
miran para otro lado
o conversan entre ellos
en un acto lamentable
de ignorancia y sabotaje
"Ustedes no me comprenden"
les digo
Y vuelvo a encender el CD
para que cante Sinatra
y esos gatos se llenen de poesía
miran para otro lado
o conversan entre ellos
en un acto lamentable
de ignorancia y sabotaje
"Ustedes no me comprenden"
les digo
Y vuelvo a encender el CD
para que cante Sinatra
y esos gatos se llenen de poesía
Una figura de gran importancia en Recuerdos del futuro es la muerte.
Meléndez disfruta hacer aparecer a la muerte como alegoría. Como en alemán la
muerte es una palabra masculina, la traducción no puede imitar este recurso
estilístico en todos los casos. En el texto La
festejada, la muerte es una dama excéntrica de la
vecindad y están descritas sus tonterías:
La muerte está de cumpleaños
y ha invitado a todo el mundo para el sábado en la
tarde
“Voy a tirar la casa por la ventana” me dijo
Yo pienso regalarle un ataúd naranja que haga juego
con su living
y un afiche de Calígula enmarcado por él mismo
Dos veces más aparece la muerte como figura. Pero en
lo textos Tres kilos pesó la muerte y
La portadora, el sexo no marca diferencia en esta alegoría, así que en
la traducción alemana tenemos una figura masculina.
Hay pasajes en los que el yo habla de su
propia muerte donde no es ella quien aparece como figura sino los gusanos como sus peones y cómplices, por ejemplo en Precauciones de última hora:
Debo cuidarme de los gusanos
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba
Aquí se une la temática de la
escritura con la de la muerte. Pensando que su vida y la escritura
tendrán un fin algún día, el yo-poeta se plantea la pregunta respecto de la
importancia de su poesía. De manera irónica, y hasta sarcástica, habla de su
fallecimiento y reflexiona sobre el sentido de la vida y sobre lo que perdura a
los gusanos.
El texto Los
buenos muchachos tiene el mismo tema, también son los gusanos, es decir, el
proceso natural de descomposición, que destruye el
legado del poeta:
El poema y el poeta no caben en la misma fosa
Eso ya te lo advertimos repiten los gusanos
Además de las figuras simbólicas y alegóricas, el yo
lírico nos presenta en sus poemas personas reales como Víctor Jara y Gladys
Marín, dos activistas de la izquierda chilena. En ambos casos Meléndez evita el
diálogo, los textos parecen más bien necrologías o
epitafios muy personales a las dos personas.
Otra figura real, y a la vez toda una temática, es la
amada. Los poemas de amor son los textos más tradicionales del libro. Son
descripciones llenas de fantasía y encanto de la amada, y de las caricias que
caracterizan estos textos. Pero incluso aquí se vislumbra a menudo un dejo de ironía.
Quiero destacar dos de los poemas de amor. El texto Llévame entreteje de manera lúdica el descubrimiento del cuerpo de la amada con
la geografía de la patria amada. Finaliza:
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante
En el poema Será
debajo de la cama, traslada el lugar del amor debajo de la cama. Es como si
quisiera conocer a la amada de todas las maneras posibles – sea donde sea.
Parece necesario romper las costumbres y así rescatar y conservar la magia del amor. En esta ceremonia
son importantes también las preparaciones banales:
haremos a un lado
lo que sea necesario
tal vez un par de botas
perdidas en el fondo
o la infaltable bacinica
con olor a océano
lo que sea necesario
tal vez un par de botas
perdidas en el fondo
o la infaltable bacinica
con olor a océano
Hasta la bacinica posee una connotación romántica.
Por otra parte, hay unos papeles secundarios en el
juego de los recuerdos, entre los cuales me quiero ocupar de la figura del
niño. El niño tiene todavía el asombro original e ingenuo, está por descubrir
el mundo. En Pedagogía inconclusa
explora las palabras, que también para el poeta adulto representan de vez en
cuando un enigma o un quebradero de cabeza.
El niño le pregunta al padre
si las palabras envejecen
si las palabras envejecen
En Detalles
se establece una relación entre los niños y las estrellas:
No hay problema en que la noche
se acueste con nosotros
pero ya sabes
las estrellas son como niños
y no dejarán que nos amemos
La afinidad poética y el ansia entre niños y
estrellas se repite en Recuerdos del
futuro:
Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
"Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas"
esa mañana y me dijo
"Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas"
Se trata del inicio del poema que da título a este
libro. Describe una escena de infancia, en que las estrellas han caído del
cielo. Lo que en el cuento de hadas El
dinero llovido del cielo de los hermanos Grimm significa una suerte
increíble para la niña, da aquí motivo para la preocupación. En vez de echar a
correr y buscar las estrellas caídas, el yo-niño del poema reacciona de manera
diferente:
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
"Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo"
me vestí apresuradamente y pensé
"Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo"
El poema con que voy a terminar mi peregrinaje por
los Recuerdos del futuro, reanuda el
tema de la niñez. Es el poema El barco
del adiós y se refiere a la despedida de la niñez:
Yo soy el niño que juega con la espuma
de los mares desahuciados
de los mares desahuciados
El escenario de la despedida es una playa desierta
frente a un océano áspero. El mar será siempre un recuerdo de la infancia que
nos marca – en Chile, en Alemania o en cualquier lugar del mundo. Es la
inmensidad y la profundidad del agua, la que nos separa y reúne. Es el peligro
y, a la vez, la fascinación de esta fuerza natural que una y otra vez nos vuelve
niños. Se mezclan nuevamente el momento y el recuerdo, y el tiempo transcurre
de línea en línea:
y yo entro en él sin darme cuenta
con mi equipaje de arena
aferrado al timón del viento
a la proa de los años
con mi equipaje de arena
aferrado al timón del viento
a la proa de los años
Finalmente el texto termina con estas líneas
inequívocas y definitivas:
donde una voz que no es mi voz
eleva el ancla de este pequeño barco
que se aleja con mi infancia a bordo
eleva el ancla de este pequeño barco
que se aleja con mi infancia a bordo
Este poema es el punto final de mis reflexiones, pero está colocado
en el centro de la antología – y con razón.
La infancia se acabó pero no está perdida. Hemos acumulado muchas
experiencias, y sin embargo continúa la curiosidad.
Es cierto que Recuerdos del
futuro son recuerdos pero siempre con una mirada hacia adelante. Mario
Meléndez -en su manera vivaz e ingeniosa- nos ofrece una perspectiva que
permite echar la vista atrás y hacia delante.
Una mirada en medio de
la vida.
Dr. Annette Kolbe
Lehrerin für Spanisch, Deutsch und Philosophie sowie Betreuerin am Internat Landschulheim am Solling
Holzminden
2010
Lehrerin für Spanisch, Deutsch und Philosophie sowie Betreuerin am Internat Landschulheim am Solling
Holzminden
2010