domingo, 13 de enero de 2013

Recuerdos del futuro de Mario Meléndez traducido al alemán


RECUERDOS DEL FUTURO. MARIO MELÉNDEZ



En breve saldrá el último libro de poemas del escritor chileno Mario Meléndez, Recuerdos del futuro, en edición bilingüe español-alemán. Os adelantamos el estudio introductorio de su traductora, Annette Kolbe, así como una selección de poemas. 


Apreciada lectora, apreciado lector,

Conocí a Mario Meléndez en el año 2003 en un encuentro internacional de poesía en Roma. Fui invitada como traductora por mis conocimientos de la poesía chilena contemporánea.
Desde un principio fue la originalidad de sus textos lo que llamó mi atención. Obviamente, son muy chilenos, pero no sólo por pertenecer a una tradición evidente, sino por sus contenidos y sus referencias. Así como uno conoce, por el sabor del vino, el origen de las uvas, uno reconoce en los poemas de Meléndez donde han madurado. Además tiene una voz inconfundiblemente propia, sazonada con una buena dosis de ironía, y una lengua que permite visualizar al hombre detrás de los versos.
Mi interés por los poemas de Mario Meléndez, hizo que de vez en cuando tradujera algún poema, hasta que él me propuso en el año 2006 publicar una antología bilingüe.
Trabajé cuatro años traduciendo, a veces muy intensamente, y en otras épocas los pospuse. Dediqué mucho tiempo en leer y entender los textos siempre con una mirada nueva, y desde una perspectiva distinta.
Aprovecho este prólogo para incitar al público alemán a la lectura de este poeta chileno.
Considerando que en muchos de sus poemas se muestra el fuerte lazo del poeta con su patria, señalo algunos detalles acerca de la poesía chilena contemporánea.
En los 90, mientras estudiaba y vivía en Chile, me sorprendía la productividad lírica de mis compañeros en la facultad pedagógica de la Universidad Metropolitana de Santiago. Casi todos los estudiantes escribían poemas, con más o menos empeño. Había una multitud de revistas artesanales de poesía o de literatura estudiantil que trataban de todo lo que preocupaba a los autores y lectores. La dinámica de la poesía chilena de esa época no se limitaba a círculos intelectuales. La alegría por el manejo lúdico y creativo de la palabra era una actividad más bien popular, y la lírica, un medio eficaz y útil de expresarse, sobre todo entre jóvenes.
Bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1989), la lírica había posibilitado a muchos chilenos mantener algún grado de libertad de expresión. Los versos servían para denunciar más o menos cifradamente las violaciones de los derechos humanos y para testimoniar la realidad. Cuando, a partir de 1989, ya no existía la necesidad política de tales mensajes clandestinos, seguía, sin embargo, la lírica siendo un medio de expresión destacado e importante.
A la vez, muchos de los jóvenes escritores eran muy conocedores de las distintas corrientes de la poesía latinoamericana del siglo XX e intentaban imitar los estilos y desarrollar a partir de ellos sus voces propias.
Poetas como los premios Nobel Gabriela Mistral y Pablo Neruda -así como otros modelos literarios chilenos (como Vicente Huidobro, Jorge Teillier, Pablo de Rokha)- no eran ídolos inalcanzables sino un estímulo y una inspiración para la poesía y para los poetas chilenos.
Es exactamente a esa generación a la que pertenece Mario Meléndez. Si yo tuviera que definir su poesía en una frase, diría que, con su tono muy personal logra poetizar lo cotidiano y al mismo tiempo desencantar la poesía. Él nos ofrece las cerezas desde lo alto del árbol de la poesía. Su lenguaje es muy plástico y cada uno de sus poemas hace surgir un escenario. A veces desarrolla toda una historia. Los poemas de Recuerdos del futuro, me resultan escenas de una película en la que el protagonista es el yo lírico, o mejor dicho, son las varias facetas de este yo lírico recorriendo entre bastidores.
Una de las facetas más importantes del yo lírico con las que nos encontramos es el yo-poeta que se tematiza a sí mismo en su calidad de poeta mediante su acto escritural. En consecuencia toma la palabra en el texto Para mayor seguridad y alaba su poesía con ironía:
Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos

Al inicio parece como alguien que recomienda y publicita su mercancía en el mercado y quisiera hacer ofertas por cantidad. De repente cambia la actitud del yo mostrando otra faceta de la poesía en cuestión, una cara personal, a veces dolorosa, y sobre todo sincera:
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor

Lo que nace de la poesía parece ser una pequeña choza que nos ofrece refugio para cada época del año. No más pero tampoco menos.
En el texto Razones de fondo, el yo lírico habla con gran sentido del humor de las dificultades que a veces tiene para escribir. Oímos al poeta pelear con las palabras, que se oponen a su intención:
Por qué no escribes de día     me dicen las palabras
de noche nos gusta salir a bailar
tomarnos un trago     jugar a las cartas
o simplemente dormir     dormir a pierna suelta

Las palabras tienen vida propia por el disgusto del yo, le desobedecen y a veces -como en Cicatrices de guerra- incluso actúan de manera verdaderamente infame:
A veces
cuando me emborracho
las palabras me traen a casa
en un viejo triciclo de madera
Y lejos de quitarme los zapatos
y acostarme
como ocurre en estos casos
me dejan tirado en el jardín
lleno de hormigas
y con la cara pegada
al foco del alumbrado
“Eso te pasa por escribir malos poemas”

A veces salen a escena las palabras como actores. En El mago de la soledad es el yo-poeta quien al final se burla de ellas. Las atrae contándoles una historia a la que escuchan sin parpadear hasta al final. Y cuando luego le preguntan por qué realmente les había llamado, el poeta les contesta:
La razón es lo de menos
[...]
sólo soñaba con verlas
recostadas en mi cama

El tono irónico del yo-escritor, nos permite reconocer a la persona detrás del poeta. A la persona herida, a la persona que duda, o que triunfa (como aquí) o a aquella ofendida en el texto El clan Sinatra. Ahí, el yo lírico describe cuánto le afecta que a los gatos del barrio les encante Frank Sinatra, pero que no sepan valorar sus poemas:
se estiran, bostezan
miran para otro lado
o conversan entre ellos
en un acto lamentable
de ignorancia y sabotaje
"Ustedes no me comprenden"
les digo
Y vuelvo a encender el CD
para que cante Sinatra
y esos gatos se llenen de poesía

Una figura de gran importancia en Recuerdos del futuro es la muerte. Meléndez disfruta hacer aparecer a la muerte como alegoría. Como en alemán la muerte es una palabra masculina, la traducción no puede imitar este recurso estilístico en todos los casos. En el texto La festejada, la muerte es una dama excéntrica de la vecindad y están descritas sus tonterías:
La muerte está de cumpleaños    
y ha invitado a todo el mundo para el sábado en la tarde
“Voy a tirar la casa por la ventana”     me dijo
Yo pienso regalarle un ataúd naranja que haga juego con su living
y un afiche de Calígula enmarcado por él mismo

Dos veces más aparece la muerte como figura. Pero en lo textos Tres kilos pesó la muerte y La portadora, el sexo no marca diferencia en esta alegoría, así que en la traducción alemana tenemos una figura masculina.
Hay pasajes en los que el yo habla de su propia muerte donde no es ella quien aparece como figura sino los gusanos como sus peones y cómplices, por ejemplo en Precauciones de última hora:

Debo cuidarme de los gusanos
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba

Aquí se une la temática de la escritura con la de la muerte. Pensando que su vida y la escritura tendrán un fin algún día, el yo-poeta se plantea la pregunta respecto de la importancia de su poesía. De manera irónica, y hasta sarcástica, habla de su fallecimiento y reflexiona sobre el sentido de la vida y sobre lo que perdura a los gusanos.
El texto Los buenos muchachos tiene el mismo tema, también son los gusanos, es decir, el proceso natural de descomposición, que destruye el legado del poeta:
El poema y el poeta no caben en la misma fosa
Eso ya te lo advertimos     repiten los gusanos

Además de las figuras simbólicas y alegóricas, el yo lírico nos presenta en sus poemas personas reales como Víctor Jara y Gladys Marín, dos activistas de la izquierda chilena. En ambos casos Meléndez evita el diálogo, los textos parecen más bien necrologías o epitafios muy personales a las dos personas.
Otra figura real, y a la vez toda una temática, es la amada. Los poemas de amor son los textos más tradicionales del libro. Son descripciones llenas de fantasía y encanto de la amada, y de las caricias que caracterizan estos textos. Pero incluso aquí se vislumbra a menudo un dejo de ironía.
Quiero destacar dos de los poemas de amor. El texto Llévame entreteje de manera lúdica el descubrimiento del cuerpo de la amada con la geografía de la patria amada. Finaliza:
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

En el poema Será debajo de la cama, traslada el lugar del amor debajo de la cama. Es como si quisiera conocer a la amada de todas las maneras posibles – sea donde sea. Parece necesario romper las costumbres y así rescatar y  conservar la magia del amor. En esta ceremonia son importantes también las preparaciones banales:
haremos a un lado
lo que sea necesario
tal vez un par de botas
perdidas en el fondo
o la infaltable bacinica
con olor a océano

Hasta la bacinica posee una connotación romántica.
Por otra parte, hay unos papeles secundarios en el juego de los recuerdos, entre los cuales me quiero ocupar de la figura del niño. El niño tiene todavía el asombro original e ingenuo, está por descubrir el mundo. En Pedagogía inconclusa explora las palabras, que también para el poeta adulto representan de vez en cuando un enigma o un quebradero de cabeza.
El niño le pregunta al padre
si las palabras envejecen

En Detalles se establece una relación entre los niños y las estrellas:
No hay problema en que la noche
se acueste con nosotros
pero ya sabes
las estrellas son como niños
y no dejarán que nos amemos

La afinidad poética y el ansia entre niños y estrellas se repite en Recuerdos del futuro:
Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
"Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas"


Se trata del inicio del poema que da título a este libro. Describe una escena de infancia, en que las estrellas han caído del cielo. Lo que en el cuento de hadas El dinero llovido del cielo de los hermanos Grimm significa una suerte increíble para la niña, da aquí motivo para la preocupación. En vez de echar a correr y buscar las estrellas caídas, el yo-niño del poema reacciona de manera diferente:
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
"Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo"

El poema con que voy a terminar mi peregrinaje por los Recuerdos del futuro, reanuda el tema de la niñez. Es el poema El barco del adiós y se refiere a la despedida de la niñez:
Yo soy el niño que juega con la espuma
de los mares desahuciados

El escenario de la despedida es una playa desierta frente a un océano áspero. El mar será siempre un recuerdo de la infancia que nos marca – en Chile, en Alemania o en cualquier lugar del mundo. Es la inmensidad y la profundidad del agua, la que nos separa y reúne. Es el peligro y, a la vez, la fascinación de esta fuerza natural que una y otra vez nos vuelve niños. Se mezclan nuevamente el momento y el recuerdo, y el tiempo transcurre de línea en línea:
y yo entro en él sin darme cuenta
con mi equipaje de arena
aferrado al timón del viento
a la proa de los años

Finalmente el texto termina con estas líneas inequívocas y definitivas:
donde una voz que no es mi voz
eleva el ancla de este pequeño barco
que se aleja con mi infancia a bordo

Este poema es el punto final de mis reflexiones, pero está colocado en el centro de la antología – y con razón.

La infancia se acabó pero no está perdida. Hemos acumulado muchas experiencias, y sin embargo continúa la curiosidad.

Es cierto que Recuerdos del futuro son recuerdos pero siempre con una mirada hacia adelante. Mario Meléndez -en su manera vivaz e ingeniosa- nos ofrece una perspectiva que permite echar la vista atrás y hacia delante.

Una mirada en medio de la vida.



Dr. Annette Kolbe
Lehrerin für Spanisch, Deutsch und Philosophie sowie Betreuerin am Internat Landschulheim am Solling
Holzminden
2010