Tratado de sortilegios. Óscar Hahn. Edición bilingüe |
Tratado de
sortilegios
(Trattato di
sortilegi)
ÓSCAR HAHN: DE FANTASMAS Y OTRAS REVELACIONES
Prólogo de Mario Meléndez
La poesía chilena ha dado a la lengua española
una de las tradiciones más significativas en la primera mitad del siglo veinte.
Los nombres de Gabriela Mistral (Tala),
Vicente Huidobro (Altazor), Pablo de
Rokha (Los Gemidos), Pablo Neruda (Residencia en la tierra) y Nicanor Parra
(Poemas y antipoemas), han nutrido
nuestro acervo literario con obras fundacionales cuya repercusión visualizamos
en toda la poesía latinoamericana posterior. Autores no menos influyentes, como
Humberto Díaz Casanueva (Réquiem),
Eduardo Anguita (Venus en el pudridero),
Gonzalo Rojas (Contra la muerte),
Stella Díaz Varín (Sinfonía del hombre
fósil), Enrique Lihn (La pieza oscura)
y Jorge Teillier (Muertes y maravillas)
complementan dicho legado y lo transmiten a las nuevas generaciones de manera
vital y permanente.
Óscar Hahn (Iquique, 1938), forma parte de esta
tradición. Desde su primer libro, Esta
rosa negra (1961) reconocemos a un autor original y lúcido, cuya impronta
se ha ido instalando de manera definitiva en el actual panorama de la poesía
hispanoamericana.
Su maestría radica en fusionar las formas
clásicas con los nuevos lenguajes y metalenguajes, y llevarlos a su propio
radio de acción. Se vale de todo un
sistema de significados (derivaciones, palimpsestos, intertextualidades) que
adquieren en su imaginario una fuerza centrifuga que arrastra al lector por
aguas caudalosas e inesperadas. Nada le es ajeno. Todo le resulta funcional a la hora de abordar la
página en blanco. Sus fuentes son diversas, y en ellas están resumidas todas
las disciplinas del arte. Hahn
entiende la importancia de cada palabra, el trabajo que exige un proceso
creativo, la síntesis contenida allí.
Óscar Hahn |
Replantea el tema del amor a través de un
fantasma que se transfigura en los objetos domésticos para volver donde su
amada. Adquiere la forma de una toalla, una sábana, una funda de almohada, una
camisa sucia. El abandono y la memoria cobran vida en Mal de amor donde los resabios de un extraño erotismo
se abre paso, como una sombra que deambula por los rincones con la esperanza de
recuperar lo perdido.
La presencia de lo bélico como denuncia, es otra
de sus características, desde su ya clásico “Visión de Hiroshima”,
devastador testimonio de la Segunda Guerra Mundial y punto de partida tal vez
de una serie de textos que se sucederán con frecuencia en libros posteriores.
Una toma de conciencia reveladora donde al final todos los muertos pertenecen a
un mismo bando.
La muerte siempre está rondando su escritura, ora
lúdica, ora ritual. Incluso encontramos esa derivación que va de lo solemne a
lo festivo, como se manifiesta principalmente en la cultura mexicana y toda su
alegoría fúnebre. Una muerte que le habla al oído, que se sienta a los pies de
su cama con una familiaridad que sobrecoge.
Sin duda es uno de los grandes poetas aparecidos en
la segunda mitad del siglo XX, que sigue vigente entregándonos libros
notables como La primera oscuridad.
Aquí el autor explora una variante
pocas veces tratada en poesía: el tema de lo fantástico. Lo vemos en
diversos textos donde las cosas que describe caben en el terreno de lo
insólito, lo maravilloso, lo desconocido. “Cosas que se escuchan”, “Cajones”, “La
memoria de los espejos” por nombrar sólo algunos. Esto se venía anunciando de manera más
sucinta en otros libros anteriores. Poemas como “A la una mi fortuna”, “Una noche en el café Berlioz”, “Los fantasmas de Lisboa” son un claro ejemplo. Aparecen
sus inquietudes de siempre (el amor, la muerte, la guerra, la desolación, el
pasado, la historia, la nostalgia, etc.), pero tratadas desde una perspectiva
distinta, tan lejos de lo convencional, de lo predecible.
Su escritura a ratos es muy visual, como si
fueran pequeñas escenas en blanco y negro que desfilan ante nuestros
ojos y nos sorprenden por su
estructura y alcance. Las imágenes se suceden vertiginosas y a veces nos llevan
de la mano por regiones remotas e imprevistas donde “el inconsciente es un árbol
lleno de pájaros muertos / que se echan a volar cuando uno menos lo espera”.
Resulta muy interesante su propuesta para las
nuevas generaciones, por ser uno de los autores que mejor ha sabido
reactualizar las claves y derivaciones. El doble juego o lucha de contrarios sintetiza su obra a través del amor y
la muerte. Eros y Thanatos se atraen, se repelen, se juntan, se reconocen y
finalmente permiten, en los distintos estadios de su relación, la suma de un
todo que deviene en herencia, en testimonio de vida.
Hahn se reinventa en cada libro
con una percepción que asombra, juega con el lenguaje, le da sentido y plenitud,
lo utiliza siempre de una manera funcional, lo revitaliza y destila antes de
ponerlo otra vez en circulación. Su poesía es una lección de rigor y lucidez
mayor.
Al releerlo, se nos viene a la mente lo que sostenía
Picasso sobre el proceso creativo: “Si el tema me pide cierto medio de expresión, adopto ese medio sin vacilar.
Móviles diferentes exigen métodos diferentes. Ello no implica evolución ni
progreso, sino un acuerdo entre la idea que quiero expresar y los medios de
expresar esa idea”.
Esta pequeña antología que lleva
por título Tratado de sortilegios y
publicada bajo el sello Rayuela Edizioni de Milán, da cuenta de algunos de sus
grandes poemas y ofrece al lector italiano la posibilidad de conocer una obra
conmovedora y singular, que seguramente permanecerá en la memoria colectiva
como un testimonio vivo de su tiempo.