miércoles, 18 de marzo de 2015

Presentación de Diario de los seres anónimos de Omar Ortiz


Omar Ortiz Forero, a quien admiro desde muchos años atrás por su indeficiente tarea alrededor de la poesía, que observa, a fuer de caminante, en todos los sitios, en los rincones urbanos, en los caminos, en los aeropuertos, en los tranvías y en los buses, donde su ojo atento y escrutador atisba personajes y  capta el sentimiento subyacente de las miradas, de aquellos ofendidos por los ultrajes de la vida áspera, de los contritos que caminan con la máscara del dolor y nadie distingue y aun de los alegres con una existencia que florece con las dulces notas de la felicidad.

El Diario de los seres anónimos es una transmigración de almas, donde el poeta se mete en el ser anónimo e invisible, o en la lejana matrona que encarnó al personaje de aquella novelita que leí de niño con el título de La monja alférez. Esta nueva obra de Ortiz es realmente un catálogo de la infinita variedad de los seres humanos, en el desfile que quiso captar en una obra incomensurable, La Comedia Humana, la pluma maestra de Balzac. (Armando Barona Mesa).


viernes, 13 de marzo de 2015

Serynoser - WikiLeaks poems de César Cuadra


Serynoser - WikiLeaks poems de César Cuadra
Por Miguel de Loyola

César Cuadra, estudioso de Nicanor Parra, y a cuya obra poética le ha dedicado varios textos de estudio, también es poeta. No siempre se dan juntos -dicen- el creador y el crítico, pero aquí hallamos otra excepción.  "Qué hacer con este amor/ Qué hacer.../ Si la eternidad que lo envuelve/ Es la misma que lo asesina."

Su poesía continúa indudablemente la línea demarcada por el antipoeta, recorta en breves fragmentos grandes ideas y pensamientos, utilizando la ironía y el sarcasmo como herramientas quirúrgicas para abrir la cerradura del cerebro. Así mediante ese tono inconfundible de la antipoesía, hace estallar los sueños metafísicos del hombre, todavía redivivos en el inconsciente colectivo.  "Si el día que me entierren/ Alguien tiene algo interesante que decir/ de mi/ Le ruego que lo diga de inmediato/ O si no/ Que calle para siempre."

Es precisamente esa rapidez y habilidad lingüística de la antipoesía la que César Cuadra usa de manera muy apropiada para exponer sus ideas. Ideas que, por cierto, van mucho más allá del texto en sí mismo, desbordando varios metros el plano de lo explícito y constituyendo alegoría. "Los buenos amantes/ al igual que los grandes deportistas/ saben retirarse a tiempo.

Sus poemas son verdaderos dardos, aguijones que despiertan al yo pensante del lector, induciéndolo rápidamente a la reflexión. "El mundo está bien hecho/ Somos nosotros los desechos."  En otro poema, titulado No le dé más vueltas, señala: "Las poesías no las lee nadie/ Las antipoesías tampoco."

César Cuadra va siempre al hueso, distanciándose todo lo posible de cualquier  pensamiento metafísico perturbador, anteponiendo los valores de la vida, en un tono muy nietzscheano, por sobre los idealismos. La vida tal cual es, pareciera ser el mensaje. "El mundo está bien hecho/ Somos nosotros/ Los que lo echamos a perder.", insiste en Ultima vez que lo repito.

La mirada de la antipoesía difiere de la poesía en el modo de mirar lo que llamamos o sentimos como realidad. La antipoesía abre mayor número de ventanas, toda vez que permite la multiplicidad, el concierto polifónico de ideas sobre un mismo asunto. En círculo vicicioso: "los automovilistas/ conducen como ciclistas/ los ciclistas como peatones/ los peatones/  circulan como automovilistas."

Serynoser es un poemario que por la brevedad de sus textos, bien se ajusta también al minimalismo actual. También podríamos llamarlos microrelatos, donde el lector está llamado a rellenar lo que falta.



Miguel de Loyola  - El Quisco - Febrero del 2015
Publicado en Letras de Chile, por Miguel de Loyola, Santiago de Chile, 11 de marzo 2015
http://www.letrasdechile.cl/Joomla/index.php/comentarios-libros/2906-serynoser-wikileaks-poems-de-cesar-cuadra

jueves, 12 de marzo de 2015

El juego sigue sin mí de Martín Casariego

APRENDER ES VIVIR EN LA ÚLTIMA NOVELA DE MARTÍN CASARIEGO

POR PEDRO GARCÍA CUETO

  Con el título de El juego sigue sin mí, el escritor madrileño Martín Casariego (1962), nos ofrece una reveladora historia sobre la importancia del aprendizaje como eje esencial en la vida, como motor para mejorar lo que somos y lograr, gracias a lo aprendido, una forma de ser ante la existencia.

   El título de la novela tiene su procedencia en la cita que encabeza la historia que escribió Pedro Casariego, hermano de Martín, titulada El juego, que dice: “Me despido de ti y de ella. Os doy las gracias por todo. Tú pronuncias dos palabras. A usted. El juego sigue sin mí”, donde el escritor nos dejaba un halo de tristeza, porque Pedro se suicidó en 1993 y Martín quiere tener presente a quien fue un hombre importante en su vida, un hermano de gran talento y fina sensibilidad, herido por la vida.

   La novela nos cuenta un episodio ocurrido nueve años atrás al protagonista, cuando tenía trece, en el cual el aprendizaje es esencial, ya que conoce a Rai, su profesor particular de matemáticas, cinco años mayor que él, pero de gran cultura, donde la enseñanza de la asignatura es solo un pretexto para hablar de la vida, de música, de escritores, de cine.

  Hay un mundo que va apareciendo, el de Leopardi, Onetti, Goethe, Rulfo, Sábato, Hesse, Salinger, Tolstoi, Pavese, Camus, son todos ellos los traductores del mundo interior de Rai, los hombres que han sufrido antes y que, como alter ego, da vida el profesor, para alumbrar la simiente del protagonista, para que crezca la hierba del saber, para que el tallo se alce fuerte ante la crueldad de la vida.

    Martín Casariego construye una novela con no muchos personajes, porque el intimismo latente de los dos jóvenes, profesor y alumno, es el centro neurálgico de ese universo que se va desvelando y en el cual, estoy seguro, ha bebido y se ha nutrido el mismo escritor.

    Late también en el libro el influjo de Melville, porque la novela empieza con una referencia al nombre del protagonista, Ismael, un nombre que puede ser, pero que no es, sin duda alguna, Casariego, juega al enredo cervantino, dice así al comienzo de la novela:
“No voy a revelar mi nombre, porque no importa. Se me podría llamar Ismael”.
    Desde luego, este inicio es el juego que desvela su guiño a Melville y su apasionante Moby Dick, una novela siempre enigmática, donde el bien y el mal luchan en un duelo apasionante, trasunto de la propia vida y sus contradicciones.

    Pero la novela de Casariego, muy bien escrita, con una prosa cuidada, elaborada, sin caer en el excesivo sentimentalismo, ni en el lenguaje intelectual, dejando que fluya la riqueza de un lenguaje que se va tejiendo a sí mismo, para crear el tapiz final, una novela de aprendizaje y de amor al arte y a su influjo, que termina de esta forma:
“Al contrario que el capitán Ahab durante estos años yo no he perseguido la ballena, sino más bien la he rehuido”.
     Esa forma de esquivar a la ballena es la clara metáfora de la vida como alud donde el dolor se posa, en clara referencia a ese hermano truncado, que no supo soportar los embistes brutales de la vida.

     La novela destila humanidad y cultura, también un afán de dejarnos pensativos ante ese esa forma de transmitir el saber, la más bella, la que debe dejar un profesor a un alumno, la naturalidad del dar a conocer lo que sabes sin que haya en ello impostura, engreimiento o vanidad. Gran novela de Martín Casariego, llena de luz y de amor por el saber.

TÍTULO: EL JUEGO SIGUE SIN MÍ
MARTÍN CASARIEGO
PREMIO CAFÉ GIJÓN, SIRUELA, 2015, 216 pp.