lunes, 26 de octubre de 2015

La literatura a la hora del crimen. Mario Wong

Primer Encuentro Internacional de Escritores Peruanos en Francia



La literatura a la hora del crimen: Ponencia 

«¿Es que me había convertido en Stefan Zweig y veía
/avanzar/ A mi suicida?»
R. Bolaño.


  
     El espacio de la literatura es el espacio de la alteridad, el espacio que privilegia la presencia del otro; l’autre que es «mon frère, mon semblable», escribe Baudelaire. Y que puede confrontarnos con el mal, con lo monstruoso, y con nuestros demonios interiores. Ahí los límites de lo que se concibe como realidad son sobrepasados y, en consecuencia, las categorías del bien y del mal, que rigen la moral convencional, no funcionan más y el escritor, de una u otra forma, participa en la escena del crimen; quizás, como testigo inoportuno, confundiéndose, acaso, «entre sus hermanos verdugos y sus hermanos desconocidos» (RobertoBolaño).
     La realidad y el arte se confunden a la hora de la irrupción de lo inmundo y, el escritor ficcionaliza la pesadilla (y lo real de la pesadilla; que tiene visos y proyecciones delirantes). Nos hallamos ante la especularidad de la realidad  y de la ficción de lo real. Se trata de un mundo que se ha salido de sus goznes y, ante las diversas manifestaciones del caos, de la nada, de lo absurdo la racionalidad se ha vuelto un frágil recurso. Así, creo que sólo la recuperación del espacio poético puede hacer posible el que le encontremos algún sentido; lo cual supone el cuestionamiento y la ruptura de lo establecido. El creador se convierte, pues, en una suerte de criminal; por su práctica misma, que desestabiliza el orden y socava el sentido común.

1.- Desplazamientos y reemplazamientos

     La literatura es básicamente un oficio peligroso porque nos acerca a los límites, a lo abismal (y que es a lo que se llama «el buen sentido», o el sentido común, rehuye siempre). Escribir es y siempre ha sido -como lo dijo Roberto Bolaño en su «discurso de Caracas» - «saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío» (1) en esta época del crimen, del horror y de la dificultad para expresarlo. Hay una carencia para decir el horror, los tormentos del terror, de la tortura que tienen que ver con el mal absoluto; para lograrlo, la literatura recurre ha una suerte de desplazamiento, y/o de reemplazamientos «interartísticos» (pintura, cine, citación literaria, etc., etc.), lo que apriori puede sorprender, para contar lo que no se puede contar, lo que hace posible decir, desplazándolo, el enigma del horror (2).
     En «Una propuesta para el próximo milenio» (1999) Ricardo Piglia, aproximándose críticamente a la obra literaria de Rodolfo Walsh -quien vivió la experiencia del horror y fue asesinado por los esbirros de una de las dictaduras más sangrientas del Cono Sur- para contar una experiencia extrema y transmitir, así, un acontecimiento imposible, escribe:
     «La experiencia del horror puro de la represión clandestina -una experiencia que amenudo parece estar más allá del lenguaje- quizá define nuestro uso del lenguaje y nuestra relación con la memoria y, por lo tanto, con el futuro y el sentido. Hay un punto extremo, un lugar –digamos- al que parece imposible acercarse con el lenguaje. Como si el lenguaje tuviese un borde, como si el lenguaje fuera un territorio con una frontera, después del cual está el silencio. ¿Cómo narrar el horror? ¿Cómo transmitir la experiencia del horror y no sólo informar sobre él? (…). La literatura prueba que hay acontecimientos que son muy difíciles, casi imposibles, de transmitir: supone una relación nueva con el lenguaje de los límites.»
Rodolfo Walsh
     Uno de los modos de dar cuenta del horror que encuentra Roberto Walsh se basa en el desplazamiento y la distancia; lo cual es -según Piglia- «una lección de estilo». Cito: «El estilo es ese movimiento hacia otra enunciación, es una toma de distancia respecto a la palabra propia. Hay otro que dice eso que, quizá, de otro modo no se puede decir. Un lugar de condensación, una escena única que permite condensar el sentido de una imagen. Walsh hace ver de que manera podemos mostrar lo que parece casi imposible de decir. Podemos decir si encontramos otra voz, otra enunciación que ayude a narrar. Son sujetos anónimos que están ahí para señalar y hacer ver. La verdad tiene la forma de una ficción donde el otro habla. Hacer que el otro pueda hablar. La literatura sería el lugar en que siempre es otro el que viene a decir.» (3).

     Y requiere -agrego yo-, también, una participación activa del lector, «detective salvaje», atento a los meandros textuales, a los mínimos detalles para intentar reconstruir, tarea imposible a mi entender (porque siempre faltarán piezas en el rompecabezas, o en los múltiples rompecabezas) el sentido perdido. Estamos, pues, en la literatura in progress; frente a una poética de la fragmentación que se mueve dentro de la hipertextualidad literaria.

2.- Avant-garde y poética de la fragmentación

     Pertenezco a una generación que ha vivido la etapa de la violencia política, en que entró mi país, el Perú, con el inicio de la «guerra popular» por las huestes de Abimael Guzmán, militantes del PCP-«Sendero Luminoso», en mayo de 1980 (fecha en que el país retornaba a la democracia), quemando las ánforas de votación en Chuschi, un pueblito de los Andes ayacuchanos; una generación que vive en carne propia el terror político en que se introdujo el país, como la resultante de la radicalización ideológico-política. Pero mi generación viene de los años 70s, es decir de los años en que las ideas de vanguardia articulaban -¿por última vez?, me pregunto- en un modo de existencia, en una inmanencia vital la pulsión política y la estética (4). Aquí, la literatura (la poesía, la narrativa) manifiesta … «una visión interior que pugna por exteriorizarse sin claudicar frente a ordenes que no emanen de ella misma, ofreciendo, en este sentido, una construcción de la realidad alternativa y rupturista por naturaleza.» (5). El escritor enfrenta, creativamente, el peligro de su reencuentro con la realidad: el de «mirar algo que muchas veces no se quiere ni ver.» (6)

    La estética (y la estrategia) de la fragmentación en mi narrativa es la « clef de voûte » (llave maestra) para dar cuenta de los sucesos traumáticos ligados al terror, para simplemente poder mirar algo que no se quiere ver; su aplicación es el lugar propicio en el surgimiento de una « poétique de la mémoire ». Ella es igualmente el medio de poner en evidencia « la imposibilidad de totalizar la mémoire de una experiencia traumática ». Así, Patricia Espinoza escribe (sobre Nocturno de  Chile, novela de Roberto Bolaño) : … « Llegar al fragmento es llegar al desastre, como territorio de lo que nunca podrá ser totalizado. » (7)

     Mi estética literaria esta muy lejos de toda tendencia a concebir obras totales o de intenciones totalizadoras; una suerte de poética de la fragmentación subyace en lo que he escrito hasta ahora, que se caracteriza por el tratamiento fragmentario de lo «real», de los sujetos («temas»)/«objetos», personajes, situaciones, etc., etc. que he abordado. Lo que hace que no pueda ser inscrita dentro del «realismo literario» como expresión mimética, que supone un referente, esto es una relación de correspondencia estrecha entre los signos literarios y una determinada unidad semántica cultural. Pero, al mismo tiempo, en cuanto a la percepción de lo real, hay una cierta concepción expansiva, de flujo, en lo que escribo, una concepción de la obra in progress. No sé hasta qué punto -ahora que lo pienso-, es el intento de hallarle un cierto sentido a algo que carece de ello; y, así, evitar fracasar con la palabra (porque la lengua es la única patria que tiene el escritor), añadiendo más vacío al vacío!

     La representación de la realidad fragmentada (y fragmentaria) ha sido llevada al límite en Su majestad el terror; a través de los personajes Mallen H.Roberts y Roberto. H. Mallén, su doble, que se hallan atrapados en un universo perverso de las desapariciones y el mal. La materia narrativa describe y evoca, valiéndose de diversos recursos literarios, distintas situaciones o historias vividas por personajes que están y no están en el Perú., donde ocurrían una serie de hechos siniestros que tenían que ver con la violencia política y el terror desencadenado. Es, en cierto sentido, esta «temática» lo que cohesiona las tres partes que constituyen la novela. Es la mía una escritura de la fragmentación para expresar el desastre, el caos (de una sociedad que vivía una crisis estructural profunda), el abismo, la caída, el desvarío; este desvarío y caos, esta fragmentación, se halla en funcionamiento en la estructura textual misma de la novela. Se convierte en una cuestión de respiración, de ritmo, y del estilo literario en el aire del crimen; aquí la fragmentación al mismo tiempo que pervierte a la obra como expresión de una totalidad (no hay sino una totalidad de las partes; una totalidad à côté, en la concepción deleuziana), se convierte en una aspiración a ella como una cierta nostalgia en la búsqueda de sentido.
     En las páginas de Su majestad el terror nos hallamos, ciertamente, ante una representación de lo real, pero solamente como real textualizado o hipertextualizado; no como expresión mimética de la realidad, ni tampoco de la literatura sino como citación en la que se plantean, también, cuestiones metaliterarias (sobre el arte de la ficción y el flujo de lo real, sobre la transgresión de los generos y la escritura misma, sobre los fragmentos y la totalidad, etc.) que apuntan a redefinir, de alguna forma, la presencia de lo real en la era de los simulacros y lo virtual, en el que los personajes aparecen y desaparecen; y, sus historias, pueden pertenecer a mundos paralelos que, se entrecruzan en ciertos puntos; y/ó, a mundos que ya no existen (o que se hallan en vías de desaparición), y ese es, quizás, el crimen perfecto que hace aparecer el acoso de los sujetos (o del sujeto) y la extrema precaridad de sus vidas. Así, se trata de historias de transterritorialización y flujos del deseo en sus diversas secuencias e intensidades; en sus expresiones moleculares y sus líneas de fuga -como dirían G. Deleuze Y F. Guattari (8)-, en el continuo riesgo e invención, a cada instante, de la vida misma.

3.- Participación activa del lector en la búsqueda de sentido

     El terror produce desterritorilizaciones, abandono, pérdidas territoriales que, sin embargo, en la literatura pueden manifestase como líneas de fuga; las cuales no significan escaparse, huir del mundo sino el ir hacia otros territorios, el involucrarse, intensamente, en otros procesos de territorialización, produciendo nuevos «agenciamientos rizomáticos» (9). Otros ritmos que devienen expresiones, nuevas formas literarias que transgreden los canones impuestos, en cuanto conllevan rupturas de códigos; el distanciamiento crítico que permite hacer otras lecturas de la «tradición literaria», más acorde con los flujos del deseo, con el devenir de la vida misma en sus diversas manifestaciones, en su multiplicidad de líneas de vida y de muerte, esto es, en sus expresiones moleculares intensas, cualitativas, heterogéneas, que sobrepasan las diversas estratificaciones sistémicas, molares, que impone el orden. Así, Su majestad el terror no presenta, estructuralmente, una resolución argumentativa tradicional, y en ella hay más de una situación narrativa abierta, en la que la causalidad lógica deja el paso a la irrupción de la absurdidad de lo real; situaciones en la que interviene, frecuentemente, el azar. Y, es al lector a quien corresponde desentrañar el sentido más profundo de lo que se cuenta.
     Se trata de la problemática del sujeto o de la subjetividad en la etapa del terror, y de la dificultad o imposibilidad de contar lo que no se puede contar; la memoria se entrampa en conjeturas, en el intento de darle un sentido al pasado que, aún, se halla presente. Se trata de las partes perdidas de un puzzle (o de diversos rompecabezas). Esto es lo que «explica» la exigencia de una «estética salvaje», del recurso a una poética de la fragmentación a lo largo de toda la obra. Como no existen centros precisos -aunque existen ciertos ejes (la etapa del terror misma, el exilio de los personajes, las historias «de dentro» y «de fuera», si se puede decir) que delinean el universo narrativo-, más allá del terror y sus proyecciones fantasmáticas, desestructurantes del sujeto o de los sujetos, la obra recurre a la intertextualidad, a la metatextualidad y hipertextualidad para relatar. De aquí, que se requiera de la participación activa del lector para restablecer -entre líneas y entre textos-  el sentido de lo que se cuenta, si acaso existe. Si se puede hablar de realismo se trata, sin ninguna duda, de un realismo como construcción o remontaje, de un realismo de lo «real-hipertextual»


Notas:
(1) R.B.; in: Celina Manzoni (Comp.), R.B. La escritura como tauromaquia, Documentos, pp. 207-214; ver también, p. 211.
(2) Karim Bennsiloud y Raphael Estève (Coods), Les astres noirs de Bolaño, Press Univ. de Bordeux, Burdeos, 2007, pp. 23-25.
(3) Ver Iván Almeida, «El ensayo o la seducción del concepto»; en: Daniel Mesa Gancedo   (Coor.), Ricardo Piglia y el arte nuevo de la sospecha, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Univ. de Sevilla, 2006, p. 270.
(4) «Los años -para decirlo con Bolaño- en que fue joven «la última generación latinoamericana que tuvo mitos». Salvo para los conversos, los cínicos, o los amnésicos, es sin duda una época peligrosa, dificil de leer, sembrada de dobleces y contigüidades amenazantes: el bien está demasiado cerca del mal, la política demasiado cerca del delito, el espanto demasiado cerca del éxtasis, el arte demasiado cerca de la conspiración.» (Ver Allan Pauls, «La Solución Bolaño»; en: Edmundo Paz Soldán y Gustavo Faverón Patriau (Eds.), Bolaño Salvaje, Barcelona, Ed. candaya S.L., 2008, p.330).
(5) José Promis, «Poética de Roberto Bolaño.»; en Territorios En fuga, p. 51.
(6) Cita de Amuleto, Ibid.
(7)  P. Espinoza (Cop.), Estudios críticos sobre la obra de Roberto Bolaño, Santiago, Frasis, 2003 ; « Estudio preliminar », p. 28. Lire aussi l’essai de Stéphanie Decante-Arraya, « Mémoire et mélancolie dans Nocturno de Chile » ; in : Karim Benmiloud et Raphäel Estève, Les Astres Noirs de Roberto Bolaño ; Actes de Colloque des 9 et10 Nov. 2006 à l’Univ. Michel de Montaigne-Bordeaux 3, Press. Universitaire de Bordeaux, 2007, pp. 24-29).
(8) Gilles Deleuze y Félix Guattari, Capitalisme et schizophrénie. Milles plateaux, París, Les Éds. de Minuit, 1980.
(9) Ob. Cit.



domingo, 25 de octubre de 2015

Julio y Carol. Crónica de una amistad de José Alias

Nuevo título de Mirada Malva

Julio y Carol. Crónica de una amistad de José Alias
Colección Mirada Narrativa n. 19, 2015


Hermosísimo libro.
Para los que, queriendo tanto a Cortázar, no pudimos tratarle en persona, es la oportunidad de conocer una historia emotiva y tremendamente cercana, contada por alguien que sí tuvo esa gran fortuna.
-Talita Rocamadour-

José Alias ha hecho un juego cortazariano con este libro que es ligero y frágil en el mejor sentido de la palabra. Yo diría que la Rayuela de Julio Cortázar, esa magnífica novela, se sigue prolongando hasta nuestros días… para mí es otro capítulo de “otros lados” de Rayuela. Es un  juego, es una especie de rompecabezas que no es solamente para leer, también es un libro para ver… es un libro muy visual y en medio de esa literatura fragmentaria que va constituyendo una pequeña memoria encontramos un fondo histórico y cultural con una serie de personajes muy importantes de la cultura latinoamericana que gravitaron alrededor de la vida de Julio Cortázar en los ’70 y en los primeros años ’80. Por ejemplo, hay un epígrafe del gran escritor argentino Daniel Moyano, referencias a Augusto Monterroso, Eduardo Galeano, Marechal… o sea que aquí está la literatura hispanoamericana, la literatura que se nutrió de la lengua española y está también la música representada, entre otros, por el famoso Cuarteto Cedrón que fue muy importante en esa época… es, en suma, un homenaje a Cortázar soportado en un libro muy bello y es también un sentido homenaje a la amistad de los cronopios.
-Fabio Martínez- 

El libro preciso y precioso en su marcha hacia lo más íntimo de Cortázar, hacia su hacer y decir cotidiano, hacia su manera amable y cortés de vivir para sus amigos. José Alias lo cuenta de un modo tan pudoroso, tan despojado de arrogancias y jactancias que el lector siente por momentos que el mimado es él mismo, que Julio Cortázar posa sus atenciones en ese lector intruso, intermediado por los ojos y los sentires de Alias, que todavía lo recuerda todo, como si hubiese sido ayer.
-Jaime Correas-



José Alias (La Nava, Sierra de Gredos, 1959) actor, dibujante, fotógrafo, escritor y poeta. Ha publicado India el viaje (imaginario fotográfico alrededor de un poema). Tres décadas Tres poemarios 33 fotografías (edición bilingüe. español/inglés). Frágiles evidencias. Grafías del agua (ambos con fotografías originales) y Julio y Carol, Crónica de una amistad. En este libro, enriquecido con cartas facsimilares de Julio y Carol, y con fotos inéditas de Carol, el autor despliega una sentida y poética crónica sobre la amistad, los viajes y los recuerdos que a pesar de la lejana distancia, 30 años no es nada, perviven con cercana presencia, conformando a lo largo del libro un particular e irrepetible retrato de la vida cotidiana del enormísimo cronopio y su última mujer Carol Dunlop.
Ha colaborado de 2006 a 2013 en la revista Cuadernos (edición trimestral. Ediciones Dharma. Novelda. Alacant). En este Octubre 2015 figura como poeta invitado en la revista colombiana Luna Nueva que ilustra en su totalidad con su trabajo fotográfico. Actualmente ultima su novela, con imagen y sonido: Un asunto provisional, que cuenta con la participación en la banda sonora de Rasan Unkwn y Adrián Za Pachamama Crew, además de los diseños de Alejandro Mos Riera y del propio autor.
Ha participado en películas de Alex de la Iglesia, Fernando Fernán -Gómez, Gonzalo Suárez, Jean Jacques Annaud, Javier Fesser o Milos Forman… Alias&Wol Colegations, junto al pintor alemán Hans Wol, fue una de las banderas creativas del diseño durante la movida madrileña no oficial: exposiciones, decoración de espacios imposibles y performances en San Mateo 6, Yastá, Bohemia Galería Nocturna, Circulo de Bellas Artes… con la colaboración de músicos de la talla de Tino di Geraldo, Suso Saiz, Gaspare Montalbano, Many Moore o el batería norteamericano Toni Moreno, marcaron sus señas de identidad. Dibujos de José Alias son parte de colecciones particulares en Alemania, Italia, USA, República Checa, España, Portugal...
Administra también varios blogs (Paseador, José Alias fotos, Pepino torcido… y páginas en facebook: El Gran JCortázar, Chögyam Trungpa en español, José Alias libros…)
E la nave va…

miércoles, 21 de octubre de 2015

Las brujas de Auschwitz (relatos) de Mario Wong


Nuevo título de Mirada Malva

Las brujas de Auschwitz - Relatos de Mario Wong

«Me dije que era necesario que yo escribiese, que era una cuestión de vida o muerte, y que sino escribía terminaría suicidándome; que escribiese…, ¡cómo si acabase de despertarme de un mal sueño! Pero, ¡no! Ahora que escribo, esto de acordarme, obsesivamente, de todo, me devuelve a la pesadilla, de la que no acabo de despertarme aún, y…

Soñé que caía, caía y…»

Las brujas de Auschwitz es una recopilación de textos de creación e investigación literaria realizada por el autor. Sus personajes e historias pertenecen a la ficción, habiendo recurrido a más de un préstamo literario para narrarlas.

sábado, 10 de octubre de 2015

Mario Wong en el Primer Encuentro Internacional de Escritores Peruanos en Francia


Tumba de César Vallejo en Montparnasse
Primer Encuentro Internacional de Escritores Peruanos en Francia
Bibliothèque Nationale de France, París
10 de octubre del 2015, 2:00-7:00 pm
Organizan: CECUPE (Centre Culturel Péruvien)
AIP (Asociación Internacional de Peruanistas)
Université de Poitiers / CRLA-Archivos

Por primera vez se reúnen en Francia numerosos escritores peruanos que visitan el país con sus homólogos que residen en él. La migración, el exilio, la memoria, la imagen literaria del Perú en Francia serán algunos de los temas y componentes de este importante evento, que sigue al Sétimo Congreso Internacional de Peruanistas a realizarse en la Universidad de Poitiers del 7 al 9 de octubre. Ya el 10 y 11 de abril del 2015 la AIP había organizado, junto con la Embajada del Perú en los Estados Unidos, el masivo “Primer Encuentro de Escritores Peruanos en los EEUU”, que inauguró la serie de la que el Encuentro en París forma notoria parte. Ambos encuentros son una expresión vigorosa del dinamismo y creatividad de la diáspora intelectual incluida en la gran migración externa peruana en las últimas décadas.
PROGRAMA 
(con traducciones simultáneas al francés)
2:00 pm: Apertura. Yolanda Rigault (CECUPE), José Antonio Mazzotti (AIP), Hélène Roy (Université de Poitiers).
2:10 pm: Mesa redonda 1: La poesía peruana de la generación del 68 y su vigencia actual: Raúl Bueno, Carlos Henderson, José Rosas Ribeyro, Elqui Burgos
2:40 pm: Mesa redonda 2: La nueva narrativa peruana en el siglo XXI: Paul Baudry, Félix Terrones, Luis Dapelo
3:10 pm. Mesa redonda 3: Poesía peruana y violencia política: José Antonio Mazzotti, Róger Santiváñez, Ulises Juan Zevallos Aguilar, Manuel Liendo
3:40 pm: Mesa redonda 4: La poesía peruana después del conflicto armado: Enrique Bernales Albites, Carlos Villacorta Gonzales, Giancarla Di Laura
4:10 pm: Mesa redonda 5: Literaturas regionales: Ángel Gómez Landeo, Christian Fernández Palacios, Jorge Nájar, Ana Varela
4:40 pm. Pausa
5:00 pm. Mesa redonda 6: Ser escritor peruano en el extranjero: Patrick Rosas, Grecia Cáceres, Lenin Solano Ambia, Enrique Bernales Albites
5:30 pm: Presentación del libro bilingüe Hommage poétique à César Vallejo (Niza: Éditions des Trois Rivages, 2015) : José Alberto Velarde, Grecia Cáceres, Mario Wong, Ina Salazar, José Antonio Mazzotti
6:10-6:40 pm. Mesa redonda 7: La narrativa de la violencia en el Perú: Luis Dapelo, Alfredo Pita, Mario Wong, Rocío Ferreira
6:40-7:00 pm. Debate general y clausura.
Entrada libre
Bibliothèque Nationale de France (BNF)
Petit Auditorium
Quai Françoise Mauriac 75013 Paris
Acceso por la puerta Este
Metro más cercano: Estación Bibliothèque François Mitterrand
de las líneas n° 14 y de la línea RER C
Mapa:

viernes, 2 de octubre de 2015

Vivir sin ser visto. César Antonio Molina


VIVIR SIN SER VISTO
CUANDO EL TIEMPO ES UN SUEÑO EN LA OBRA DE CÉSAR ANTONIO MOLINA

POR PEDRO GARCÍA CUETO


   Transitar por la obra de César Antonio Molina es navegar en un barco bien armado, entre paisajes que iluminan como si fuesen vidrieras en nuestro interior. Ha escrito poesía, ensayo, artículos, todo en él es deslumbramiento, su mirada atenta es un ventanal donde podemos mirar el acontecer del mundo, su paso lento o su paso raudo, pero hay un afán por volver a escuchar, por volver a mirar sin ser visto, por volver a ser sin haber existido en sus memorias de ficción, donde sus viajes van hilvanando un tejido sutil, que busca la admiración en tiempos de mezquindad y miseria ante la cultura, porque el gran monumento del saber ha sido sustituido por montículos de arena que nada son, telebasura, libros ilegibles, tecnología absorbente, todo ello, para ir construyendo unos seres anodinos y mediocres que nos rodean fatalmente.
   Vivir sin ser visto (Península, 2000), es un libro que abre al lector el conocimiento del profundo viajero que ha sido el escritor gallego, un afán por ir puliendo el lenguaje, a través de recuerdos, de piedras que van brillando, son vestigios de la Antigüedad, donde la cultura vive y va iluminando al lector, va dejando destellos que nos hablan de tiempos remotos para gozar la vida a través de su mejor baluarte, la cultura.
   Esta reivindicación de la cultura late en todos sus libros, va germinando, abriéndose como una flor al paisaje, nos va desvelando las grandes amistades de César Antonio, sus amigos, conocidos, sus escritores, sus ciudades, todo es un mosaico en este libro que abre el espejo a otros que vendrán después (Donde la eternidad envejece, Regresar a donde no estuvimos, Lugares donde se calma el dolor). Los títulos de estos libros son invitaciones a mirar el tiempo, a dejarse llevar por una prosa rica, elaborada, para ir descubriendo, como cuando abrimos un tesoro, sus brillos, desde la opinión del escritor gallego sobre el libro de papel como un talismán que nunca morirá ante la creciente tecnología que todo lo arrasa, a sus gustos por novelas como El cuarteto de Alejandría, donde viven, como una pulsión de vida y muerte, seres como Justine, Balthazar o Clea, la enigmática pintora que va desvelando todo un mundo interior.
  Pero es también el escritor gallego un cinéfilo que establece con el cine un gran amor, en sus obras late el amor por Fellini, Antonioni, por el cine francés, por el cine americano, todo en sus libros desvela un hombre que ama el arte, en cada página la cultura es una caja china que abre otras, donde siempre asistimos expectantes a la nueva caja, en cada una de ellas, el tiempo, su pasar, su visibilidad o su invisibilidad está presente, la vida es espejo que va latiendo, desvelamos en sus textos al ser humano que se borra en el paisaje, que se eterniza en la mirada, que busca en los antiguos monumentos su pasado, el nexo que le conduce a un tiempo eterno, donde podemos ser hombres de nuevo y empezar otra vez, como si no hubiésemos nacido y cada vida de los otros fuese una forma de nacer, para completar ese boceto (parafraseando a Kundera) que es nuestra vida.

   Vivir sin ser visto es el título que he elegido, por que las obras de ficción de César Antonio Molina nacen continuamente en cada lectura, se borran y se vuelven a dibujar, escuchamos sus latidos, los de la página, como si nos invitase a la ceremonia del tiempo, al paseo por un lenguaje que está siempre renaciendo de sus cenizas. El afán de César Antonio es el del amanuense que copia el texto para que parezca nuevo, cada letra es un origen, cada trazo una mirada, cada paso un sentimiento.
    En la página 85 de Vivir sin ser visto, el escritor gallego nos habla de Steiner, uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo, que en Lección de los maestros, nos habló del influjo inmenso del profesor que, al enseñar, señala el horizonte y como el Tadzio de Muerte en Venecia nos indica el infinito del mar, quizá el único lugar que nos queda antes de morir.
    Dice el escritor:
“La civilización de la amnesia planificada. Y de esto también somos culpables como élite cultural zarandeada hacia la vulgarización y el vacío ruidoso que contribuye a la retirada de la literatura (de la lectura) hacia las vitrinas de los museos (no de las bibliotecas). Muchos escritores hoy son cómplices y traidores, y en vez de dedicarse a lo que propuso Mallarmé, ‘limpiamos las palabras de la tribu’, se dedican a embadurnarlas, venderlas. ¿En qué espejo mirarnos? La lectura comporta dos aspectos fundamentales para la libertad: la interpretación y la valoración. Una sociedad con estas carencias cada vez será más presa de cadenas”.
    En ese mundo donde nos hallamos, donde vemos cómo se menosprecia la lectura, como un profesor ya no es el hacedor de las palabras como guía para que el alumno transite por ellas y otorgarlas así su último sentido, en un mundo donde la banalidad nos rodea y nos acosa, donde todo son triunfos efímeros, como una victoria de un equipo en un estadio donde el grito lo inunda todo, el pensador que quiere iluminar, el hombre que ha conservado en secreto, a través de los libros, de los monumentos, de las calles, de los cementerios, de los museos, de las casas de grandes escritores que ha podido visitar, es un hombre invisible, solo presente para unos pocos, que, al leer, los ha iluminado con su savia.
    Se convierten así estos ensayos en un tesoro, donde conviven todos los grandes pensadores, todas las ciudades amadas, esa música interior que ha ido confortando el alma en ese tímido joven que estudió en la Universidad de la Coruña y que llegó a ser ministro, en un gobierno que prefería las poses a las verdades, los focos a las hogueras iluminadoras del tiempo.
    César Antonio Molina pinta un paisaje de palabras que nos va llegando, vemos con él Roma, París, el México de Paz, la casa de Lezama Lima, el mundo de Lampedusa, los escenarios de las grandes películas, el silencio de Antonioni y tantos espacios que iluminan sus libros.
    Cuando nuestros alumnos nos miran en su sopor, si la cultura fluye como un monumento de luz, algo se quiebra, algo se rasga en nuestro interior, si uno solo copia nuestros apuntes, nos asalta con una pregunta lúcida algo se ilumina, vuelve la cultura, renacen los grandes, salen de sus aposentos de piedra, algo que amamos no muere y buscamos entonces el fulgor que queda en la ventana, como si volviese Darío o Machado a nuestro lado y la vida fuese otra.
     En esta melancolía del ser, me he sumergido en los ensayos de César Antonio Molina, ya no soy el mismo, veo en los espejos a los pensadores desde Sócrates hasta Unamuno, pasando por tantos otros y nos miran entonces con condescendencia, somos sus herederos y no podemos darnos por vencidos, tenemos que seguir mientras la banalidad del mundo sigue creciendo. Vivir sin ser visto, quizá sea lo que nos ocurre, pero alguien nos ve de veras, en las sombras de la noche, cuando no podemos dormir, es la ilusión que concita el saber, la música que lleva la cultura, la armonía de comprender a través de ella el palpitar del mundo. Entonces, sin saberlo, ya somos mejores y eternos, nada menos.